Coronación canónica de nuestra Señora de Linares

El 14 de mayo de 2011 pasará a la historia cofrade de nuestra ciudad por ser el día en que el obispo de Córdoba D. Demetrio Fernández coronó a la imagen de la Virgen de Linares, sin duda una de las más antiguas de las conocidas en ciudades y pueblos reconquistados por los reyes cristianos, si bien no es la única imagen que un monarca castellano depositara en alguna ermita o capilla, a veces en altares improvisados y, en ocasiones, hasta desconociéndose el origen y nombre de las mismas.

BREVE RESEÑA HISTÓRICA

En 1.236, el rey Fernando III acampa en los llanos de Alcolea, donde había una torre vigía árabe en la que coloca una imagen de la Virgen a la que el monarca profesaba una gran devoción y a la que todo su ejército llamaba la Virgen Conquistadora y Capitana. El lugar elegido para capilla de esta imagen de Nuestra Señora fue delante de dicha atalaya, en un hueco que había en el muro, dejando detrás el testero superior de la torre, que formaba un arco, en dónde se puso a la Madre del Salvador, implorándole la intercesión ante su Divino Hijo para obtener la victoria en los combates que precedieran a la reconquista de la ciudad; también ordenó el Rey a los prelados y sacerdotes que acompañaban a las tropas que ofrecieran diariamente el santo sacrificio de la misa.

Las salidas extraordinarias, según Enrique Redel, son numerosas.

La primera en 1808 por la invasión francesa; la imagen llegó a Córdoba capital y se depositó en el Convento de Santa María de Gracia, Santa Marta y en la Iglesia de San Pedro. En 1812 baja a la Catedral para hacer el juramento de la Constitución. En 1865 por una epidemia. El 24 de Diciembre del mismo año en San Lorenzo se realiza un Triduo en honor a su nombre. En 1.885 realiza una salida extraordinaria por otra epidemia que azota la ciudad. En el siglo XX, en 1.904, para realizar los cultos en honor a la Virgen de Linares y conmemorar el 500 aniversario de la proclamación del Dogma de la Concepción. En 1936 con motivo de la guerra civil se traslada a la parroquia de San Lorenzo, donde permanece hasta terminar la contienda. En 1.963 se baja a celebrar la Reconquista al Alcázar de los Reyes Cristianos, en el salón de los mosaicos, acto al que asisten todas las autoridades eclesiásticas, civiles y militares. En 1985 se restaura por D. Francisco Jiménez de Córdoba y aprovechando las obras que se realizaban en el Santuario. Con motivo del 750 aniversario, en 1986, visita la Catedral. Estos dos últimos años se sube a la Virgen de Linares en romería desde Córdoba hasta en Santuario. Y, por último, en el año 1993 con motivo de la restauración a que fue sometida por parte de D. Miguel Arjona, volviendo a su apariencia del siglo XV. Es en este año cuando la Agrupación «Córdoba», se acoge a la protección de la Virgen de Linares con motivo de su marcha a Bosnia en misión de ayuda humanitaria, acto que se celebra en la Santa Iglesia Catedral, con asistencia de las autoridades Eclesiásticas, Civiles y Militares, así como una gran representación de distintas hermandades y pueblo en general.

Con fecha 15 de Diciembre de 2010, monseñor Demetrio Fernández González, Obispo de Córdoba, firmó el Decreto por el que se aprobaba la Coronación Pontificia de la imagen de la Santísima Virgen de Linares. En el mismo relata la devoción del pueblo de Córdoba a la Virgen de Linares, sin duda una de las más antiguas de las conocidas en las ciudades y pueblos reconquistados por los Reyes cristianos desde el siglo XIII.

El Decreto concluye con estas palabras: “…Aprobamos que la Sagrada Imagen de Nuestra Señora la Purísima Concepción de Linares sea distinguida con el honor de la Coronación Pontificia, y en consecuencia, trasladamos la petición al Emmo. y Rvdmo. Sr. Cardenal Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos…»

El comienzo de La Hermandad de Linares se sitúa en el año 1278 y su Junta de Gobierno actual y la Comisión de Coronación que se ha formado continúa trabajando en el desarrollo de este Proyecto de Coronación que culminará el próximo 14 de Mayo de 2011, con la coronación de la Virgen en la Santa Iglesia Catedral de Córdoba.

El Decreto fue entregado a la Comisión de Coronación, el miércoles día 12 de enero, en la sede de la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Córdoba.

LA IMAGEN

La imagen de la Virgen de Linares es una talla anónima, realizada en madera de peral o de cedro, si bien los últimos estudios se inclinan por este último tipo de madera, de 94 centímetros de altura que lleva un niño en su brazo derecho. A sus pies lleva una media luna realizada en madera de pino que forma con ella un todo. Su actitud es majestuosa y su fisonomía acusa una gran expresión mística, tanto en la Virgen como en el bellísimo Niño que descansa sobre el seno de la madre. Su mirada es tierna y la sonrisa, de una dulzura extraordinaria. Fue realizada en torno al siglo XV, es de bulto redondo, hueca en su interior y está dorada y policromada. En 1.883, se le retiran los ropajes que la envolvían y aparecen las marcas de unos resplandores que salían de la espalda, los cuales fueron colocados de nuevo a la Imagen en la restauración a la que fue sometida en el año 1993. En la mano izquierda lleva el cetro real; mientras que con la derecha sostiene al Niño Jesús con una bola del mundo en sus manos.

Aunque el número de veces que ha sido retocada la imagen de Nuestra Señora de Linares es difícil de precisar, sí se puede decir que éstas no fueron de lo más acertado. Se conoce la que tuvo lugar el año 1885, aprovechando una de las veces que la imagen fue trasladada a Córdoba para que librase al pueblo de una gran epidemia de cólera. Se sabían los desperfectos que tenía y era necesaria una restauración inmediata, por lo que la hermandad decidió aceptar el ofrecimiento del director de la Escuela de Bellas Artes Rafael Romero Barros, para dirigir dicha restauración, que fue comenzada el 30 de septiembre de dicho año, previa autorización del Cabildo catedralicio. El señor Romero junto con el artífice Rafael Díaz, tras un detenido estudio decidieron hacer una restauración completa de la imagen, que fue concluida el 20 de noviembre del citado año.
No obstante la restauración más importante de las acometidas sobre la talla fue la última efectuada que se llevó a cabo en el año 1994 con el consentimiento del Cabildo catedralicio, que es su patrono, encargándose de dicha restauración el imaginero cordobés Miguel Arjona Navarro. Después de un estudio en profundidad de la imagen, tanto exterior como interior, y vistas las malas condiciones en que se encontraba la misma, se procedió a resanar todo el conjunto, descubriéndose que en otros tiempos la imagen había tenido unos rayos salientes a ambos costados, siete en cada lado, que le fueron repuestos y que luce en la actualidad. Una vez restaurada, y antes de cerrar su entorno, le fue colocado en su interior un pergamino, en el que se da cuenta de dicha restauración.

LA HERMANDAD

En el año 1278 el Obispo D. Pascual, da reglas a los cofrades del Hospital de S. Cristóbal y la Magdalena, más tarde de la Lámpara, con sede en la calle Amparo, para que fueran todos los años al Santuario en procesión solemne al templo de la Virgen de Linares; y es aquí donde se puede decir que comienzan los primeros pasos de la Hermandad.

No hay gran información de la vida de la hermandad durante los siglos XIV y XV, aunque se sabe que el 20 de agosto de 1546 se concede «Licencia al Preboste y Cofrades de Linares para hacer fiestas a Nuestra Señora», demostrándose que existe Hermandad por aparecer varios diputados canónigos nombrados por el Cabildo de la S.I. Catedral para visitar y gobernar anualmente el santuario. Posteriormente, la hermandad se extingue en el año 1646; volviendo a aparecer en 1659 y se le dan estatutos nuevos en 1.660. En el siglo XVII la hermandad entra en una fase de postración, situación que se mantendrá en el siglo XVIII con alternándose periodos de altas y bajas.

La creación de la actual Hermandad se remonta al 9 de Enero de 1861, fecha en que «veinticinco señores, vecinos de Córdoba, solicitaron del prelado don Juan Alfonso de Alburquerque la autorización para la creación de una Hermandad bajo la advocación de María Santísima de Linares, cuyos estatutos fueron aprobados el mes de abril de 1863, pero advirtiendo a la Hermandad que estos estatutos no podrían ser modificados sin su conocimiento o el de sus sucesores. En la Junta General celebrada con tal motivo fue elegido Hermano Mayor don José Vázquez de la Torre. Esta nueva Hermandad, a la que algunos autores llaman «la Hermandad moderna», se la puede considerar como punto de arranque para una serie de ellas con las que llegaríamos a nuestros días. Aquellos antiguos devotos de la Virgen de Linares solicitaron de la Reina Isabel II se declarase Protectora y Hermana Mayor Perpetua de la Hermandad, a lo que la reina accedió en un escrito enviado por el mayordomo de palacio, con fecha 13 de julio de 1863, manifestando que la soberana se declaraba «Protectora y Hermana Mayor Perpetua».

En el año 1903 y por iniciativa de don Antonio Barroso, se solicitó de S. M. el Rey don Alfonso XIII que aceptara el nombramiento de Presidente Honorario, a lo que accedió el monarca, enviando un escrito que se conserva en el Archivo de la Hermandad, y por cuyo motivo y desde aquellas fechas pasó a denominarse Real Hermandad.

Mediante una bula expedida en Roma el 2 de junio de 1867, S.S. el Papa Pío IX agregó el Santuario de Linares a la iglesia de Santa María de Roma, concediéndole las mismas indulgencias y prerrogativas de la romana, esto, además de las indulgencias otorgadas por altas autoridades de la Iglesia, cuya nominación sería prolija, por lo que sólo añadiremos que Antonio María, arzobispo de Trajanópolis, con fecha 13 de julio de 1863, concedió 80 días de indulgencia en la misma forma que lo habían hecho otros prelados. Este arzobispo fue elevado a los Altares como San Antonio María Claret, fundador de la Orden Claretiana.

LA DEVOCIÓN A LA VIRGEN DE LINARES

El mayo festivo cordobés de este año viene marcado por un acontecimiento religioso destacado como es la coronación pontificia de la popular imagen de la Purísima Concepción de Linares. El solemne acto tendrá lugar mañana sábado en el incomparable marco del recinto catedralicio con un indudable poder de convocatoria.

La distinción concedida por la Santa Sede es un reconocimiento al intenso fervor de los cordobeses a Nuestra Señora de Linares durante más de siete siglos de manera ininterrumpida. El nacimiento de esta advocación mariana se encuentra indisolublemente ligado a la figura de Fernando III el Santo y a la toma de la ciudad por los cristianos el 29 de junio de 1236.

Los prodigios atribuidos a la imagen primitiva y el origen del santuario, levantado en el alcor de la sierra a una legua de distancia del casco urbano, están envueltos en una serie de tradiciones y leyendas. Sin embargo, a pesar de las escasas fuentes bajomedievales conservadas, se documenta en 1302 la existencia de la ermita que se encuentra en un estado de total abandono. Desde mediados de la centuria del quinientos la devoción a María Santísima de Linares inicia una nueva andadura que en cierta medida rompe con el pasado medieval. El cambio registrado viene propiciado por la erección de una pujante cofradía y la sustitución de la primitiva efigie por la artística talla renacentista que recibe culto hasta hoy.

Los miembros de la hermandad potencian los cultos en honor de la titular en el santuario que giran en torno a la fiesta anual con sermón y procesión de la imagen. La solemne celebración se lleva a cabo en el mes de septiembre, como lo atestiguan varios acuerdos capitulares del cabildo catedralicio en el período 1546-1609. Posteriormente se traslada al segundo día de pascua de Espíritu Santo, como lo refrendan las constituciones de la reorganizada cofradía aprobadas por la autoridad diocesana en mayo de 1660.

El capítulo séptimo de las reglas describe la multitudinaria función religiosa y procesión en las que participan clérigos de la parroquia de San Lorenzo, por encontrarse el santuario en su jurisdicción, y numerosos hermanos con cirios encendidos. La afluencia de romeros obliga a que en la víspera por la noche no se permitan «en la iglesia hombres ni mujeres ni a la puerta de ella bailes ni rumor de instrumentos».

Las prohibiciones están motivadas por los excesos que se derivan del ambiente festivo que vive el santuario en la celebración principal de la titular. Los desórdenes provocan un enfrentamiento entre la hermandad y el cabildo. Los patronos imponen en 1704 un nuevo reglamento en el que se suprime la salida procesional al campo de la imagen mariana. Estas tensiones preludian la desaparición en 1730 de la cofradía.

A pesar de los altibajos experimentados por la hermandad, la devoción a Nuestra Señora de Linares durante los siglos XVI al XVIII mantiene un fuerte arraigo en el vecindario, como lo prueban las mandas de misas y limosnas que aparecen en los testamentos.

Otro de los indicadores del fervor que despierta la artística talla renacentista lo tenemos en los exvotos depositados en el santuario por los devotos en agradecimiento a favores recibidos.

Las gracias espirituales concedidas por los titulares de la silla de Osio en el siglo XVIII contribuyen a potenciar la devoción. Entre los prelados cabe mencionar a Miguel Vicente Cebrián y Francisco Garrido de la Vega.

El rico ajuar de la Virgen de Linares corrobora el fervor de la legión de devotos. El inventario llevado a cabo en 1747 deja constancia de la existencia de una docena de vestidos de «diferentes telas y colores» y de alhajas labradas en metales nobles. En la relación de objetos de plata aparecen una lámpara y dos arañas que arden delante de la imagen en su altar. También encontramos un pendón de tafetán sencillo blanco con sus borlas y una cruz de estaño.

No obstante, en las postrimerías del setecientos surgen claros síntomas de postración. En este contexto hay que situar los denodados esfuerzos por impulsar la devoción a la Virgen de Linares, siendo dignos del mayor encomio los realizados por el religioso fray Lucas de Córdoba en los primeros lustros de la centuria decimonónica.

En esta época se intenta vincular el legado devocional de Nuestra Señora de Linares con la toma de la ciudad por el Rey Santo y redescubrir el pasado medieval, como lo refrenda la acuñación del apelativo de Conquistadora dado a la imagen. Las obras escritas por José Francisco Camacho y fray Lucas de Córdoba, dadas a la luz en los años 1802-1806, lo vienen a confirmar. El citado fraile es el autor de las obras publicadas bajo los títulos de Nuestra Señora de Linares, conquistadora de Córdoba… y Oficio eclesiástico de Nuestra Señora de Linares, conquistadora de Córdoba.

Esa pretensión encuentra poco tiempo después el adecuado caldo de cultivo con la invasión del ejército francés, estableciéndose un paralelismo entre la liberación de la ciudad del yugo sarraceno en 1236 y la de las tropas napoleónicas en 1808, gracias a la intercesión de Nuestra Señora de Linares.

El traslado de la imagen a la capital cordobesa, junto a la efigie de San Fernando, por iniciativa del comandante Pedro Agustín Echávarri en 1808 tiene por objetivo impetrar su protección ante la inminente llegada de los soldados dirigidos por el general Dupont. La revitalización del movimiento cofrade durante la etapa isabelina incide de forma directa en el nacimiento de la Asociación de Nuestra Señora María Santísima de Linares. Los estatutos son aprobados en 1861 y rápidamente la nueva cofradía experimenta un gran auge como lo refleja el incremento de la cifra de hermanos.

La pujanza de la hermandad en nueva fase obedece asimismo a la concesión del título de real al ser nombrada Isabel II protectora y hermana mayor perpetua. También se logra de Pío IX la agregación del santuario a la basílica de Santa María la Mayor de Roma y numerosos prelados otorgan indulgencias, siendo uno de ellos San Antonio María Claret.

Al mismo tiempo, la romería vuelve a cobrar un singular protagonismo como colofón a la novena dedicada a la titular en los días festivos anteriores al de San Fernando. Los traslados extraordinarios a la ciudad con motivo de situaciones calamitosas constituyen una prueba del fervor de los cordobeses a la Reina Conquistadora y Capitana.

La recuperación de la fisonomía original de la talla, al ser despojada de sus vestidos por la intervención del jesuita P. Moga en 1881, marca un hito importante y el descubrimiento iconográfico motiva el cambio de titularidad: Purísima Concepción de Linares.

En el pasado siglo, tanto la hermandad como la peregrinación romera atraviesan por distintas vicisitudes, si bien la llama devocional permanece intacta. De nuevo, el traslado de la imagen a la ciudad en contadas ocasiones concita el fervor de los cordobeses.

La coronación pontificia de la Purísima Concepción de Linares es un reconocimiento a un legado de más de siete siglos que se ha transmitido de generación en generación, eslabones de una cadena secular de amor filial a la Virgen María.

LA CORONACIÓN

La virgen conquistadora entró de nuevo en córdoba

Pasaban las ocho de la tarde cuando la imagen de la Virgen de Linares entraba de nuevo en nuestra ciudad y se dirigía hacia la parroquia de San Antonio de Padua para la celebración del segundo día del triduo preparatorio a su coronación pontificia. La imagen fue entrada en el templo por miembros de la hermandad de la Merced, radicada en el mismo y previamente a ser dispuesta en el altar mayor del templo fue llevada ante la presencia de los titulares de la hermandad del Lunes Santo cordobés. La imagen de la Virgen conquistadora todavía deberá recorrer las calles de nuestra ciudad para ser trasladada hasta la parroquia de San Lorenzo donde se celebrará el tercer día del triduo en su honor y a la Santa Iglesia Catedral donde será coronada el próximo día 14 de mayo. Seguidamente, les ofrecemos algunas imágenes de la llegada de la Virgen de Linares a nuestra ciudad.

CORONADA

Faltaban tan solo tres minutos para las nueve de la noche cuando Monseñor Demetrio Fernández colocaba, tal y como marca el protocolo, la corona realizada por el joyero cordobés Marcelino Barrena sobre el Niño Jesús y posteriormente sobre la imagen de la Virgen de Linares coronando de esta forma más de siete siglos de devoción a la Virgen Conquistadora. La imagen se encontraba sobre un austero altar de cultos situado en un lateral del altar mayor del primer templo cordobés exornado con rosas color champán. Actuaron como padrinos del acto el Cabildo de la Catedral cordobesa y la comisión de honor creada para el mismo. Al acto acudieron numerosas autoridades civiles entre las que cabe destacar la presencia de la ministra Rosa Aguilar. Al término de la Eucaristía el hermano mayor de la corporación mariana expresó unas palabras de agradecimiento ante este histórico acontecimiento.

Fuente: padulcofrade.com

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