El Señor del Descendimiento, en la Catedral, presidió el Vía Crucis penitencial

A paso solemne, sin detenerse, se puso en la calle el cortejo que precedía la imagen del Señor del Descendimiento camino de la Catedral, donde presidió anoche el Vía Crucis de todas las hermandades de la ciudad.

La principal variante de este año fue que el acto penitencial se desarrolló por las naves del templo metropolitano, andando con la imagen del Señor y deteniéndose en el víacrucis marcado en los muros del primer templo granadino. «Así tiene un sentido tradicional cristiano el desarrollo de este acto», como indicó el arzobispo de Granada, monseñor Martínez Fernández, al comenzar el acto.

Se habían repartido unas publicaciones realizadas por la Federación de Cofradías y el Arzobispado para servir de guía al rezo de las catorce estaciones.

Desde 1996 no se realizaba el Víacrucis de esta manera. La imagen del Señor de la Paciencia presidió el último acto piadoso de estas características pues al siguiente año, con la imagen del Señor de los Favores, se realizó el mismo con la imagen detenida en el altar mayor.

Treinta y nueve parejas de hermanos formaban el cortejo, bien presentado y con el riguroso ceremonial de estos actos piadosos. Sobriedad en el mismo que sorprendió a muchos cofrades que pudieron admirar la talla de Pablo de Rojas, del Señor del Descendimiento, que centraba las miradas de los viandantes y del público.

La admiración se personó en muchos momentos y eran acertadas las impresiones al ver al Señor sobre las andas de traslado del Crucificado de la Misericordia, admirando su talla y su delicada anatomía, mucho más visible así que sobre el paso viviente propio de la Semana Santa.

Costaleros vestidos de negro portaban al Yacente de San Jerónimo, mandado por su capataz Pablo Córdoba. Un sobrio centro de jacintos morados a los pies del Señor y sobre la sábana blanca los tres clavos y la corona de espinas en la parte trasera del mismo.

Acompañó al arzobispo en el rezo de las estaciones el director del Secretariado de Hermandades, Carlos del Castillo y el deán de la Catedral, Andrés González, dirigió desde el altar mayor el rezo de los textos de reflexión, acompañado por el responsable de liturgia, Manuel García Gálvez.

También participaron en las lecturas del Víacrucis, distintos responsables próximos a las hermandades, como el consiliario de la cofradía, el claretiano Felix Obaga. En el cortejo de traslado y en el interior de la Catedral estaba presente el presidente de la Real Federación de Cofradías, Antonio Martín, y el hermano mayor de la cofradía de la Soledad, José Antonio Alemán. Miembros de ambas juntas de gobierno precedían a las andas y delante también una nutrida representación de hermanos mayores de las cofradías granadinas.

Hacia las once y media de la noche regresó a San Jerónimo el cortejo acompañando al Señor del Descendimiento, envuelto en el místico ambiente del atrio del Real sitio y con un riguroso silencio roto solo por el andar de los costaleros que portaban el Señor y el tímido sonido del llamador.

Fuente: Granadacofrade

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