En memoria de aquel ilustre capataz

Capataz y hombres de trono de décadas pasadas.

Antonio Daffarí marcó una época en los varales malagueños. Un grupo de jóvenes cofrades han rescatado a este nombre del olvido y así han bautizado a su tertulia cofrade, dedicada al mundo de la faraona y los varales. La tertulia anuncia la edición de su primer cartel anunciador de la Semana Santa esta Cuaresma. La cita será el próximo sábado 12 de Marzo a partir de las 21:00 en la casa hermandad del Rocío, sita en la calle Circo del barrio de la Victoria.

Pero, ¿Quién era Daffarí? El ‘Nazareno Verde’, como firmaba Lola Carrera, publicó en sus ‘memorias’ que «fue uno de los capataces de más solera y prestigio de nuestra ciudad y muy joven empezó a llevar tronos, siendo el primero el de la Pollinica, cuando el padre Ponce reorganizó esta Hermandad con los congregantes de San Estalislao de Kotska».

Eran tiempos en los que los hombres eran pagados. Luego llegarían los hermanos portadores a los varales. Pero entonces los hombres de trono pertenecían la mayoría al gremio de estibadores del puerto, según relata la propia Carrera. «Sin embargo, Daffari era una excepción, pues tenía el oficio de guarnicionero, pudiendo decir que se hizo capataz de trono por verdadera vocación. Según decía él mismo, sus dos debilidades eran su oficio y llevar un trono por las calles de Málaga». Por ello los jóvenes cofrades de la citada tertulia quieren rescatar su recuerdo.

Lola Carrera definió a Daffarí en su libro ‘Memorias de un Nazareno Verde‘ como un «hombre de múltiples anécdotas y gran conversador, encantaba oírle contar los miles de incidentes que había vivido en su larga carrera de capataz, y más de una vez se emocionaba al recordarlas». «En una de las muchas entrevistas que le hicieron, y al preguntarle el periodista si recordaba algún momento de emoción en la llevada de pasos, contó como una noche de Viernes Santo en la que llovía muchísimo le dijeron que había que volver a sus hombres otra vez Compás de la Victoria arriba para resguardar al Cristo del Amor, cuyo trono era una verdadera laguna. «Era una pena ver a un Cristo tan bonito chorreando». La calle apenas se hacía visible con la tromba de agua que estaba cayendo, pero a la sola voz del capataz «subieron como leones» hasta meter al Señor bajo los toldos», narra esta histórica esperancista.

También recuerda que «eran célebres sus apuestas sobre si el trono pasaría o no por las calles estrechas, y ya en sus últimos años de capataz se apostó un almuerzo con la Hermandad de la Piedad de que éste trono pasaría fácilmente por Calle Nueva, cosa que los hermanos dudaban: «¡Y vaya si pasó! Como que yo lo había medido el día anterior. Aunque honradamente les confesé el truco cuando encerramos y me ofrecieron un almuerzo inolvidable».

Los tiempos han cambiado pero algunos jóvenes cofrades, como los de la tertulia Antonio Daffari Hombres de Trono, quieren mirar al pasado para no olvidarlo y así construir el futuro.

Fuente: elcabildo.org

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