Los diez escenarios imprescindibles de la Romería del Rocío

La aldea y la marisma

Es la meta. Todos los caminos conducen a la Virgen del Rocío. Para llegar ante la Blanca Paloma hay que cruzar el Parque Nacional de Doñana, ya sea viniendo de Sevilla, de Cádiz o de Huelva. Las hermadades filiales han llenado estos días los senderos, cada uno con sus hitos y escenarios emblemáticos.

En la aldea del Rocío, bañada por la marisma, viven apenas unas 1.500 personas durante el año, que llegan a cientos de miles durante esta semana. Fue allí donde se produjo el milagro cuando un pastor se encontró en un lugar llamado La Rocina una zarza ardiente con una imagen de la Reina de los Ángeles de estatura natural, colocada sobre el tronco de un árbol. Se levantó una ermita en honor a Santa María de la Rocina, que se convirtió en centro de peregrinación desde todas partes de Andalucía e incluso España o lugares como Bruselas o Brasil.

Puente del Ajolí

El puente del Ajolí es la pasarela que cruza el arroyo de Santa María y que hace de entrada natural al Rocío. La mitad de las filiales acceden a la aldea por este puente, desde donde se divisa ya por fin el santuario.

Antiguamente, el puente era una vieja platafoma de madera que crujía al paso de las carretas, pero ahora se trata de una plancha de veinte metros de largo por seis de ancho y más elevado para evitar las crecidas del arroyo.

Es uno de los escenarios esenciales de la romería pues simboliza la etapa final del camino, la entrada a la aldea, donde se reza y canta.

Raya Real y Palacio

La Raya Real es un cortafuegos natural de Doñana. Un arenal recto que conduce a los terrenos colindantes del Rocío. Es un enclave imprescindible del camino de gran parte de las hermandades que vienen de Sevilla. Cruzar la raya es duro, pues la arena se hace pesada y el convoy de peregrinos y carretas levantan un polvo que lo convierte en un entorno irrespirable, por lo que se hace necesario el uso de pañuelos abrochados en la cabeza. Es muy característico el paso de Triana, la más numerosa, que forma una auténtica tormenta de arena.

Era territorio sevillano pues formaba parte del conocido itinerario del Cazadero Real, que comienza en los Reales Alcázares y termina en el Palacio del Rey, situado justo al final de la Raya.

Conocido antiguamente como el Palacio del Lomo del Grullo -hoy Palacio del Rey-, se construyó como pabellón de caza para las monterías del monarca y sus acompañantes.

Una zona de alto valor ecológico, pues allí crían linces y el águila imperial.

Siete escalones de Villamanrique

Villamanrique es la última localidad de Sevilla en dirección al Rocío. Es la puerta de Doñana, una especie de aduana por la que pasan las hermandades que vienen desde Sevilla.

Cuenta la leyenda que fue un cazador manriqueño el que fue testigo de la aparición de la Virgen y es por ello por lo que históricamente este municipio se ha disputado con Almonte la propiedad del Rocío.

Villamanrique es la filial más antigua, la número uno de la nómina, y por su parroquia pasan un buen número de hermandades que allí se presentan ante su Simpecado. Algunas suben con sus carretas los siete escalones que conducen hasta el pórtico de la iglesia. Este momento está considerado como Fiesta de Interés Turístico en Andalucía y es escenario de uno de los grandes momentos de la romería. Hasta allí se llega momentos después de cruzar el Vado de Quema…

Vado de Quema

Quema es el lugar por el que se vadea el río Guadiamar. Situado en un valle, es una zona llana de aguas poco profundas, por donde los peregrinos que vienen de los caminos de Sevilla pasan en dirección al Rocío.

A pesar de lo que muchos piensan, Quema no es el río, sino el vado natural por el que se cruza el Guadiamar, que toma su nombre de la cercana finca llamada así, situada en la localidad de Aznalcázar.

Otro de los escenarios esenciales de la romería, que deja cada año algunas de las más bellas estampas y que sirve de bautismo para los rocieros que se inician en el camino. Un ritual por el que se le ofrece un nuevo nombre del peregrino a la Virgen.

La barcaza de Coria

Es otro de los puntos clave de la romería. Las hermandades que provienen del sur de Sevilla o incluso las de Málaga, Granada y Córdoba deben cruzar el Guadalquivir en la barcaza que conecta Dos Hermanas con Coria del Río.

Hasta 31 hermandades han cruzado este año el Guadalquivir hasta Coria en una tradición que lleva vigente desde 1970, cuando pasaron por allí Dos Hermanas y Los Palacios, y que se ha convertido en uno de los hitos del camino.

Bajo de Guía

Al igual que la barcaza de Coria, las hermandades de Cádiz tienen que cruzar el río en su desembocadura en Sanlúcar de Barrameda. El Guadalquivir hace de frontera natural entre Cádiz y Huelva y los peregrinos deben embarcar en Bajo de Guía para cruzar hasta la playa de Malandar, desde donde se accede al Coto de Doñana.

Es uno de los hitos del camino de Cádiz, que se remonta desde los orígenes de la romería. Prueba de ello es que Sanlúcar de Barrameda es la quinta de las filiales en antigüedad. Este momento deja algunas de las estampas más bellas de la Romería del Rocío cada año.

La Charca de Huelva

La Charca del camino de la hermandad del Rocío de Huelva es, para los peregrinos onubenses, lo que el Vado de Quema para los de Sevilla. Se trata de unos de los momentos más hermosos, que se produce cuando la hermandad más numerosa de cuantas van a la aldea llega al arroyo de la Cañada.

Los miles de romeros de Huelva llegan tiznados del polvo del camino y La Charca es como un oasis de refresco, momento para los cantes, las palmas y las lágrimas. Allí son tradicionales los cantes de Paco Millán, autor de algunas de las letras rocieras más conocidas.

La capilla votiva

La capilla votiva es un edificio independiente que forma parte del conjunto del santuario de la Virgen del Rocío. Es un lugar lleno de hollín, oscuro, presidido por un azulejo de la Blanca Paloma, adonde los peregrinos acuden a poner velas como promesa o para pedirle a la Virgen.

Está situada frente a la puerta de la Marisma del santuario y está repleta de velas dejando alguna de las imágenes más imponentes del Rocío.

En los últimos años se ha instalado un sistema informático que permite, a aquellos que no pueden acudir físicamente a la aldea, encender una vela a través de Internet.

Pinares del Coto

Pero, sin duda alguna, si hay un escenario en el Rocío esencia de la romería es el Coto de Doñana. En cualquier lugar, entre pinares, por las veredas del camino, un amanecer o un ocaso deja las estampas más hermosas de cuantas se viven estos días.

No hay fiesta más fotogénica que el Rocío y no hay lugar más bello que Doñana, ya sea el camino de Hinojos, el de Moguer, los Tarajales o cualquier otro sendero que conduzca hasta la Virgen del Rocío.

Fuente: sevilla.abc.es

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