Los niños se presentan en Capuchinos

Imagen de archivo de la Divina Pastora en la Candelaria.

El día 2 de febrero de cada año se recuerda la presentación del Niño Jesús al templo. También se recuerdan las palabras de Simeón, llevando candelas (velas hechas de parafina pura) a bendecir, las cuales simbolizan a Jesús como luz de todos los hombres. De aquí viene el nombre de la «Fiesta de las candelas» o el «Día de la Candelaria» que se celebra y que varias corporaciones malagueña conmemoran. La cita del 2 de febrero es en Capuchinos de la mano de la Divina Pastora, pero los actos en Málaga se prolongarán durante todo el fin de semana.

La congregación de la Divina Pastora de las Almas celebrará, tal y como dictan sus estatutos, la festividad de la Candelaria el día 2 de febrero. Los niños bautizados durante el año en el barrio de Capuchinos se presentan a su Patrona que, con este motivo, es dispuesta en el presbiterio del templo. Este acto litúrgico viene repitiéndose desde hace más de tres décadas en el antiguo convento capuchinos y dará comienzo a las 18:00 horas.

La hermandad de la Paloma celebrará la Candeleria el sábado a partir de las 18:00. Mientras que la archicofradía del Carmen y la hermandad del Rocío de San Lázaro lo harán el domingo a las 12:30 y 13:30, respectivamente. Presentaciones en Capuchinos, El Perchel, la Victoria y el centro de Málaga.

Origen de la fiesta

Esta costumbre tiene su origen en la celebración litúrgica de la fiesta de la purificación y la presentación del Niño Dios al templo. En tiempo de Jesús, la Ley prescribía en el Levítico que toda mujer debía presentarse en el templo para purificarse a los 40 días que hubiese dado a luz. Si el hijo nacido era varón, debía ser circuncidado a los ocho días y la madre debería permanecer en su casa durante 33 días más, purificándose a través del recogimiento y la oración.

Ya que se cumpliera la fecha, acudía en compañía de su esposo a las puertas del templo para llevar una ofrenda: un cordero y una paloma o tórtola. Con respecto al niño, todo primogénito debía ser consagrado al Señor, en recuerdo de los primogénitos de Egipto que había salvado Dios. Lo mismo pasaba con los animales primogénitos.

José y María llevaron a Jesús al templo de Jerusalén. Como eran pobres, llevaron dos palomas blancas. Al entrar al templo, el anciano Simeón, movido por el Espíritu Santo, tomó en brazos a Jesús y lo bendijo diciendo que Él sería la luz que iluminaría a los gentiles. Después, le dijo a María que una espada atravesaría su alma, profetizando los sufrimientos que tendría que afrontar.

Fuente: elcabildo.org

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