Día de la Merced, patrona de las personas presas

La pastoral penitenciaria de Tenerife recibirá la medalla de plata al mérito social

Mañana, 24 de septiembre, se celebra el día de la patrona de las personas que están presas y de los trabajadores de los centros penitenciarios, Nuestra Señora de la Merced. Con tal motivo, el Obispo presidirá una Eucaristía en la cárcel de Tenerife. Tras la celebración, se desarrollará un acto institucional en donde la Pastoral Penitenciaria de la Diócesis recibirá la Medalla de Plata al Mérito Social, premio que otorga la Secretaria General de Instituciones Penitenciarias del ministerio del interior.

Como cada año, al comienzo del curso pastoral, se celebra este día que pretende ser una llamada a la solidaridad con las personas privadas de libertad. Además, es una oportunidad para impulsar y animar la labor de los voluntarios de la Pastoral Penitenciaria de nuestra Diócesis.

Con motivo del Día de la Merced, el Delegado Diocesano de Pastoral Penitenciaria y Capellán del Centro Penitenciario y del CIS de Tenerife, Domingo Marrero, ha escrito una carta en la que, entre otras cosas, afirma, “he pensado en los ojos de los presos que visito y trato cada día como capellán de la cárcel de Tenerife… son ojos y miradas que hablan, que gritan y hasta que vuelan más allá de los altos muros de la prisión.”

Marrero añade que los ojos de las personas presas reflejan dolor, tristeza, soledad, aburrimiento, ansiedad, dureza, culpa, pesimismo, impotencia, engaño, rencor… Pero, en ocasiones, también alegría, serenidad, aguante, esperanza, proyectos, ilusiones, paz, sinceridad, búsqueda y fe. Pueden parecer muchas cosas, indica, pero todo eso y más, he visto en los ojos de los hombres y mujeres que habitan en nuestras cáceles.

“Todos los ojos, de cualquier persona, sean negros o marrones, azules o verdes, lo que necesitan es luz.” –indica Marrero. Una luz que el Capellán del Centro Penitenciario reclama para las personas privadas de libertad. “¡Cuánto bien! haría a los presos que esta sociedad de la que formamos parte, llevara allí presencia y con su perdón, un poco de luz.” –concluye Marrero.

Fuente: revistaecclesia.com

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