Divina Pastora, devoción esperada
Cada año sorprende más de la cantidad de cofrades, hermanos y devotos que acompañan en su procesión a la Divina Pastora. Desde la salida hubo una gran afluencia de público y una vez más se vivió ese momento de tensión al ver salir a la Virgen casi rozando el dintel de la puerta.
Avanzaba elegante y con poderío entre gallardetes y banderitas para encontrarse frente a frente con su vecina la Virgen de la Amargura .Tras salir por la otra puerta de San Juan de la Palma, se dirigía hacia el convento del Espíritu Santo donde la esperaban un grupito de monjas y en el lado izquierdo de la calle con impaciencia estaban un nutrido conjunto de ancianos pertenecientes a la residencia de la calle Gerona, se vivió un momento muy especial, por fin, la tenían en frente para rezarle sus plegarias.
A través de callejuelas estrechas por la que el paso, parecía hecho a medida, llegó la Virgen al comienzo de la calle que lleva su nombre, donde la ilusión se hacía patente entre los que se encontraban en su bulla al llegar al balcón de su fiel devota Pastora, una anciana de 81 años que vive pensando en contemplar a la Virgen cada año frente a su balcón, para mí el mejor momento de toda la procesión. La emoción se hacía patente entre los hermanos más jóvenes de la hermandad cuando le cantaron el himno de la juventud al compás de la marcha Reina y Pastora.
Minutos después antes de llegar al arco triunfal, Francisco Javier Segura, le recitaba un trocito de su corazón y Amanda Real le susurraba su amor con un cante por sevillanas. Al llegar al arco una inmensa lluvia de pétalos acariciaban su manto y su bella cara, era un momento muy especial, la piel afloraba simples emociones que desembocaban en unos vítores hacia ELLA, y las coplas del coro de Hinojos fue el broche de oro de este lugar, que cada año va a más, gracias a los vecinos y a la hermandad.
Como última parte de la procesión el saludo a la hermandad de Monte-sión. El fin estaba muy cerca y con lágrimas en los ojos, despedí a mi Emperatriz de los Cielos y de la Tierra cuando de nuevo cruzaba el dintel de su capilla.
Fuente: elcostal.net