La fiesta de la Virgen del Carmen y de las gentes del mar

Aunque nuestra diócesis no tiene mar, a no ser que sigamos llamando “Mar de Castilla” a los castigados embalses de Entrepeñas y Buendía, en este año de abundantes lluvias, excepcionalmente con un nivel de agua aceptable, no podemos sentirnos ajenos a tantos hermanos nuestros y a sus familias, cuyas vidas dependen del mar. Son los que trabajan en la Marina Mercante y en La Pesca, en el trasporte y en el turismo los trabajadores de los Puertos, los pescadores y sus familias, los marinos.

Más aún, todos, de una u otra manera, dependemos del mar y de sus recursos. De ahí nuestra obligación de cuidar el mar, como la tierra y la atmósfera como criaturas que son de Dios, espacio habitado por la humanidad y fuente de recursos para la toda vida en el Planeta Tierra. El mar no es sólo objeto de disfrute

Con motivo de la celebración de Nuestra Señora del Carmen, trasladada en muchas partes a este domingo, la Iglesia nos invita a contemplar el mar, sobre todo como espacio en el cual o entorno al cual se desarrolla la actividad de tantas personas, a veces con grandes dificultades y con riesgo de sus vidas.

A los clásicos problemas de la familia marinera, como las tempestades, los naufragios, las largas ausencias y separación de la familia, las dificultades para la práctica religiosa y para la educación de los hijos, la escasez de los recursos por los abusos en las capturas o por la acción de furtivos, se añaden en la actualidad los actos de piratería, los secuestros y las peligrosas travesías de emigrantes, víctimas de las mafias, en frágiles embarcaciones de alto riesgo.

Se nos invita a ser solidarios con nuestros hermanos y hermanas, que trabajan y viven del mar o en el mar. Esta solidaridad se manifestará en que sentimos con ellos sus alegrías y sus penas y estamos dispuestos a hacer cuanto esté en nuestras manos para que el mar les sea propicio y amigo y siga proporcionándoles los recursos necesarios para su bienestar y el de sus familias. Con ellos hemos de luchar contra la excesiva explotación de los recursos del mar, contra la piratería, contra olvido de tantos que viven de espaldas al mar, mientras disfrutan del producto del trabajo y del esfuerzo de otros hermanos.

La Iglesia nos invita también a orar por nuestros hermanos, los hombres y mujeres del mar y sus familias, especialmente en la Fiesta de su Patrona, La Virgen del Carmen.

Animar la fe de las gentes del mar, es el lema escogido por el Apostolado del Mar de la Conferencia Episcopal Española. Efectivamente, la fe cristiana y la confianza en la protección del Señor y de su Santa Madre, bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen, han constituido y siguen significando un factor fundamental en la vida de la familia marinera. En los momentos de peligro, en los que los hombres y mujeres del mar invocan con fe la protección del Señor de los mares y de su Santa Madre, la 2Estrella del Mar” y en todos los momentos de la vida ordinaria. Uno de ellos es la dificultad añadida en la ya, de por sí, difícil tarea de la educación de los hijos, porque la madre, a causa de las largas ausencias del padre, tiene que asumir el doble papel de padre y madre.

Pidamos en este día al Señor, por intercesión de nuestra Señora del Carmen, que proteja siempre a sus hijos e hijas que viven del mar o en el mar, que les proporcione los suficientes recursos y un trabajo digno para la vida y la educación de sus familias y que les conserve y fortalezca en la fe, que les ayudará a encontrar sentido a su vida y la alegría de vivir en el noble servicio a sus familias y a la sociedad.

Fuente: revistaecclesia.com

También te podría gustar...