Un histórico y maravilloso Vía Crucis

No hay datos estimativos al respecto, pero el vía crucis diocesano celebrado ayer por las calles del casco histórico inundó la ciudad de público, tanto local como llegados desde muy distintos puntos de la geografía provincial, andaluza e incluso del resto del país. La magna veraniega de pasos organizada por el Obispado con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud resultó todo un éxito.

El tránsito de las quince cofradías participantes por distintas calles y plazas del centro estuvo acompañado en todo momento por una enorme cantidad de público. De hecho, ya era difícil conseguir un sitio donde ver cualquier cofradía desde bastante antes de su hora de salida. Pero al margen de la marea que acompañó a cada paso de misterio y al palio que cerraba el vía crucis, hubo tres focos principales de aglomeración de público.

El primero de ellos era también el epicentro del acto religioso: la plaza de la Catedral. Multitud de personas abarrotaban el perímetro que rodea al primer templo diocesano, que ofrecía todas las opciones para ver el paso de las cofradías. De un lado, las 1.500 sillas habilitadas por la organización; de otro lado, las terrazas de los bares y restaurantes de la zona, que no habían tenido que ser desmontadas dada la disposición del pasillo de las cofradías y de las sillas; y una última opción era contemplarlo de pié o bien sentado en las escalinatas del frente de la iglesia.

Otra gran marea de público se concentró durante toda la noche en la plaza de San Juan de Dios, que era el inicio de la carrera oficial del día de ayer. Todas las cofradías -a excepción del Calvario de San Roque- llegaron hasta la confluencia de la plaza con la calle Nueva, iniciando desde ahí hasta la Catedral el recorrido sin acompañamiento musical.

Un último punto del casco histórico que fue muy solicitado por los cofrades a lo largo de toda la jornada, y que también ha sido el punto de referencia durante toda la semana, fue la plaza de Fray Félix. El hecho de que hasta siete de los quince pasos salieran de Santa Cruz, y de que pasaran apenas hora y media entre la última salida y la primera recogida, reunió también ahí a miles de personas desde primera hora de la tarde hasta bien entrada la madrugada.

La jornada se inició minutos antes de las seis y media de la tarde con la salida del Huerto de Barbate desde la iglesia de San Lorenzo. Y este paso de misterio fue también el primero en llegar a la plaza de la Catedral. Serían las nueve y veinticinco de la noche cuando la puerta principal de la Seo se abrió para que saliera la réplica de la Cruz de los Jóvenes del Papa Juan Pablo II, que fue la que presidió el acto. Como inició del vía crucis, el director del Secretariado Diocesano de Juventud, Andrés Drouet, leyó una monición de entrada en la que hizo referencia al salmo que serviría de lema del vía crucis para anunciar que los allí presentes «estamos convocados en la catolicidad de la Iglesia para recorrer el camino de la Cruz, aunque sea objeto del desprecio de unos y del rechazo de otros». Curiosamente, el salmo elegido fue «A Ti vengo con mi lámpara encendida». Toda una casualidad después de la polémica suscitada por el Ayuntamiento al prohibir que las cofradías encendieran los cirios y amenazarlas con tener que pagar la limpieza de la cera si lo hacían.

El altar instalado justo ante la puerta principal del primer templo de la diócesis estuvo presidido por el obispo, Antonio Ceballos; el propio Drouet; el delegado episcopal de Hermandades, Sebastián Llanes; y algunos canónigos del Cabildo Catedral, junto a otros sacerdotes y religiosos. También subieron a ese altar los componentes del coro Euterpe y de la capilla musical Mayor Dolor, que interpretaron piezas musicales al término de cada estación.

Justo enfrente se sentaron diferentes autoridades y representaciones de civiles, militares y cofrades. De todos ellos, la gran ausente fue la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, que tras la polémica de estos días no acudió al acto (aunque sí estaba invitada). Otros alcaldes de la provincia sí estuvieron acompañando a las cofradías de su localidad participantes en el acto, algunos de ellos incluso formando parte del cortejo (como por ejemplo el de Chiclana, Ernesto Marín, que iba delante del paso de Humildad).

Sí había en la presidencia del vía crucis varios concejales del Ayuntamiento gaditano (Juan Antonio Guerrero, José Macías y Dolores Palomino). También estaba el delegado de Defensa en Cádiz, Vicente Pablo Ortells; el director del Secretariado de Hermandades, Alfonso Caravaca, junto a varios miembros de su permanente; o el presidente del Consejo de Hermandades, Martín José García, también acompañado de algunos miembros de la permanente.

El rezo de las estaciones en el centro de la plaza se fue sucediendo durante toda la noche, con algunos minutos de retraso en el tramo final con respecto al horario previsto por la organización. Así, eran casi las doce y media cuando el último paso presidía la reflexión final. No obstante, la jornada cofrade se alargaría hasta bien entrada la madrugada, ya que el último paso en recogerse estaba previsto que lo hiciera en torno a las tres.

La celebración de este acto extraordinario y la masiva llegada de público a Cádiz no originó graves problemas al tráfico de la ciudad. Sí hubo pequeñas retenciones en momentos puntuales, pero en líneas generales el tránsito por la ciudad y el acceso al casco histórico se realizó con normalidad, a pesar de que un tramo de la circunvalación estuviera largo tiempo cortado por el paso de varias cofradías por el Campo del Sur.

Con este balance general, los miembros de la organización se mostraron ayer del todo satisfechos, a pesar del mal sabor de boca que en las últimas 48 horas había provocado la polémica de los cirios con el Ayuntamiento.

Fuente: Cofrademania.com

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