Y Morón de la Frontera se llenó de Gracia…
El título de nuestra crónica bien puede reflejar lo acontecido en la jornada del pasado Domingo, 11 de Octubre, en el que como es tradición, la Virgen de Gracia partió desde la Iglesia de la Victoria hasta su Ermita en Guadaíra.
A las ocho de la mañana comenzaba el día al toque glorioso de campanas y cohetes que anunciaban la Misa de Romeros. Al finalizar la misma, entorno a las 9 de la mañana, los peregrinos portaban a la Santísima Virgen en sus hombros hasta la Carreta, situada en la puerta de la Iglesia.
Los caballistas daban paso a un cortejo formado por el Guión de la Hermandad flanqueado con varas a ambos lados, representación de la Hermandad del Santo Entierro y de la Hermandad de San Mateo de Alcalá de Guadaíra con la que Gracia está hermanada desde el pasado año. Tampoco faltó representación del Consejo Gral. de Hermandades y Cofradía con la asistencia de su presidente, D. Valeriano de Miguel.
La carreta de la Virgen, que estrenaba este año templete nuevo realizado por D. Sebastián Sierra, estaba exornado con una mezcla de flores blancas entre las que resaltaban las varas de nardos que perfumaban a la carreta con la fragancia característica de esta flor. Los dos bueyes que tiraban de la carreta eran propiedad del Marqués de la Rana.
La primera «pará» del camino fue, como viene siendo tradicional, en el Convento de Santa Ángela de la Cruz, junto a la Parroquia de la Victoria, donde fue recibida la Virgen de Gracia por las hermanitas, las cuales entonaron cánticos y oraciones en su honor. La misma escena se repetía instantes después en la calle Corredera, siendo en esta ocasión entonadas por las hermanas jerónimas del Convento de Santa María.
En el Pozo Nuevo junto a la puerta del Ayuntamiento, la Hermandad del Santo Entierro se despidió de la Santísima Virgen y de los romeros. Pero fue sin duda en la puerta del Santuario de María Auxiliadora donde más expectación y emoción se vivieron. Las Hermandades Salesianas y el Director de la Casa Salesiana, D. José Mario Pérez Sánchez, recibieron a la Hermandad con oraciones, vítores y una intensa petalada desde lo alto del campanario.
Tras la Salve de despedida en la Plata, se iniciaba el camino por la carreta de Montellano hasta la Ermita de Guadaíra bajo un sol de justicia y altas temperaturas que acompañaron a la Virgen durante todo el día. A la llegada a la Ermita comenzó la Misa de Acción de Gracias, tras la que comenzó una convivencia en los pinares.
Pasadas las seis y veinte de la tarde, la Hermandad inició su camino de regreso hacia Morón a donde llegó sobre las ocho y media. El repunte de público se notó especialmente en el Paseo de la Alameda donde había mucha más gente de lo habitual contemplando el regreso de los peregrinos con su Virgen de Gracia.
En la esquina de la calle Carrera con San Sebastián, donde está ubicada la Casa-Hermandad del Rocío de Morón se hizo una última «pará» donde se entonó la Salve a la Virgen. Varios miembros de la Junta de Gobierno de esta Hermandad, entre los que se encontraba su Hermano Mayor, D. Manuel Solano, se encontraban allí presentes.
Por último, y tras los estruendos de los últimos cohetes y el incesante repicar de las campanas, a las once de la noche hacía su entrada a la Parroquia la Virgen de Gracia, no sin antes haber despedido a todas las carretas que la habían acompañado este año y que desfilaron ante Ella.
Los romeros colocaron a la Virgen de Gracia en su capilla ante el magnífico Simpecado que el taller de Manuel Solano ha realizado para esta Virgen y que fue bendecido en la función del día anterior. Se puso así el punto y final a un día cargado de emociones y promesas cumplidas que podían verse reflejadas en el rostro cansado de los peregrinos que marchaban a sus casas.
Fuente: lapasion.org