Tres Hermandades impulsan la campaña “Sí a la Cruz” con el reparto de crucifijos en las calles de Fuengirola

La Hermandad Sacramental de Ntra. Sra. del Rosario Coronada, la Hermandad del Cristo Yacente y la Cofradía Fusionada han dado a conocer la campaña “Sí a la Cruz” que tendrá lugar el próximo Miércoles de Ceniza (17 de febrero), en las calles de Fuengirola.

A la rueda de prensa han asistido el Consiliario de Hermandades y Cofradías de Fuengirola y Párroco del Rosario, Rvdo. Manuel Ángel Santiago Gutiérrez, el Hermano Mayor del Yacente, Carlos Vizcaíno, la Hermana Mayor del Rosario, Isabel Gómez, y el Albacea de Cultos de Fusionada, José Antonio Postigo.

La campaña consistirá en un reparto masivo de crucifijos como medida de protesta al Anteproyecto de Ley de Libertad Religiosa impulsado por el Gobierno de España y a la sentencia de Estrasburgo por la cual el pasado 3 de noviembre, el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos instó a retirar el crucifijo en la localidad de Abano Terme (Papua, Italia), ante las quejas de una ciudadana italiana de origen finlandés.

“El Ejecutivo pretende quitar de todos los lugares públicos el símbolo de la Cruz, por tanto serían retirados, no solamente de Juzgados o Ayuntamientos, sino de hospitales y colegios, quedando así mismo también los belenes y otros símbolos religiosos, relegados al ámbito privado”, ha asegurado el Consiliario de Hermandades de Fuengirola.

Rvdo. Manuel Ángel Santiago también ha apuntado que “nos parece inoportuno e inaceptable que se olvide la raíz cristiana, no sólo de Europa, sino también de España. Es una aberración. Quienes impulsan estas medidas desconocen lo que ha significado la Cruz. Gracias a la Cruz se mantienen gratuitamente hospitales y orfanatos y miles de personas tienen la posibilidad de desarrollarse culturalmente. La Cruz no discrimina a nadie y dignifica la sociedad”.

Una iniciativa que ha contado con el respaldo de numerosas Parroquias y Hermandades y Cofradías malagueñas. En este sentido se han sumado a la misma y harán lo propio el Miércoles de Ceniza las Parroquias de San Manuel (Mijas Costa), de Santa Teresa (La Cala de Mijas), de Santa María Estrella de los Mares, (Guadalmar, Torremolinos), Madre del Buen Consejo (Torremolinos), de San Miguel  (Torremolinos), de la Inmaculada (Arroyo de la Miel), y todas las Hermandades y Cofradías de Pasión y de Gloria de Mijas y sus núcleos. En total se repartirán más de 8.000 crucifijos.

En Fuengirola, dos serán los puntos donde se realizará el reparto. La Hermandad del Rosario y la Cofradía Fusionada lo harán en la Plaza de la Constitución mientras que la Hermandad del Cristo Yacente hará lo propio en la Plaza de España.

Informa: Manuel Díaz Ruiz

LA CRUZ PROSCRITA

El pasado 3 de Noviembre el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos, con sede en Estrasburgo, instó a retirar el crucifijo en la localidad de Abano Terme (Padua, Italia), ante las quejas de una ciudadana italiana de origen finlandés. En España el crucifijo ha sido retirado de los organismos oficiales del Estado. Recientemente hemos conocido el borrador del gobierno del anteproyecto de ley de Libertad Religiosa que contiene, entre otras cosas, la retirada de los crucifijos de los lugares públicos, pero contempla que las mujeres musulmanas vayan a trabajar con velo. El crucifijo no se podrá poner en las escuelas públicas, cuarteles, dependencias municipales, juzgados, hospitales y otros edificios públicos. Los belenes y otros símbolos religiosos serán de ámbito privado. Se impone la dictadura de una minoría atea alentada por gobiernos que hacen bandera del secularismo más radical en aras de un falso progresismo. Según los tribunales, la presencia del Crucificado en las escuelas públicas restringe el derecho de los padres de educar a sus hijos según sus convicciones.  Habría que preguntar si los padres cristianos no tienen derechos., si, a estas alturas del tercer milenio, se impone la persecución, de nuevo, al cristianismo por gobiernos laicos disfrazados de demócratas y progresistas. Este tipo de acciones producen dolor, tristeza e indignación, más aún si se efectúan dentro de Europa.

¿Qué habría sido de Europa sin la aportación decisiva del cristianismo en su historia, en su cultura, en su idiosincrasia y cuya señal es la cruz?¿Cómo es posible que Europa, España, renieguen de su más profunda identidad?¿Cómo entender lo que se nos pregona como alianza de civilizaciones, cuando, de forma sistemática, se ridiculiza al cristianismo y se ofende gratuitamente todo atisbo de vida cristiana?¿Cómo es posible que se ignore que donde estuvo y sigue estando el cristianismo han sido y son posibles, precisamente, la libertad, los derechos, la tolerancia, la pluralidad y el progreso solidario?

Como bien indica el Arzobispo Emérito de Zaragoza,  Mons. Elías Yanes: “Una de las cuestiones que “no saben” quines tienen esta alergia al Crucificado es quién fue y qué enseñó Jesucristo y qué ha significado Jesús de Nazaret en los últimos veinte siglos de la historia de Europa y de la civilización europea en el mundo. El crucifijo es una síntesis del Evangelio, y el Evangelio no hace daño a ningún ateo ni creyente de otras religiones…. En la cruz de Cristo se concentran el amor y la verdad, la verdad y la libertad”.

No nos avergüenza seguir al Crucificado y enseñar su doctrina a nuestros niños, jóvenes y a toda persona que quiera escuchar, pues el Crucificado es escuela de amor, de perdón y de vida, de reino de justicia y paz. Los derechos humanos, que tanto se pregonan, tienen su fundamento, precisamente, en las enseñanzas del que dio su vida en la cruz. “Los judíos piden señales, los griegos buscan sabiduría, mientras nosotros predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos, locura para los gentiles; mas poder y sabiduría de Dios para los llamados” (1 Cor 1,22-24).

Recojo las palabras de Ecclesia (14 de Noviembre de 2009) cuando indica en su editorial: “El crucifijo es, si, la señal de los cristianos, es un símbolo religioso. Pero su significación va mucho más allá. El crucifijo es un símbolo universal de acogida, de solidaridad, de amor, de perdón, de reconciliación, de paz. Los caminos de la humanidad, muy singularmente de Europa, están llenos de cruces. La cruz se ha pintado y se pinta, se ha labrado y se labra en talla con primor, con esplendor y con modestia. Da igual su apariencia porque ningún signo, además, es más fácil de hacer y reproducir. La cruz se ha cincelado y se cincela en metales preciosos y en metales humildes. La cruz se ha cantado y se canta, se ha versificado y se versifica con las mejores y más inspiradas músicas y letras. La cruz se lleva junto al pecho y preside los rincones más entrañables del hogar. ¿por qué relegarla, ocultarla y hasta proscribirla?¿A quién y por qué molesta el crucifijo?”

¿Cómo se pude decir que el crucifijo discrimina? Muy al contrario, no discrimina a nadie, abraza y representa a todos, el crucifijo es imagen de redención universal, de símbolo de dignidad humana.

Ciertamente los caminos de Europa y de otros continentes están inundados de cruces; se tendrían que destruir tantos monumentos, tantos centros de atención a los pobres, marginados indefensos, enfermos, niños, hambrientos, moribundos, se tendrían que  destruir tantos libros de sabiduría, tantas y tantas cosas….. La cruz es vida y genera el reino de la vida, la civilización del amor, sin embargo cuando se la quita de en medio, se la proscribe, comienza a reinar la cultura de la muerte.

Nuestros gobernantes hacen gala de talante secular y de laicidad, pero más bien es una degeneración del verdadero laicismo y perversión del concepto de la democracia. La CONCAPA (Confederación Católica de Padres de Alumnos) lo dirá de otra manera: “La prohibición de signos religiosos que forman parte de nuestro patrimonio cultural supone de hecho la imposición de un laicismo intolerante, por tanto, un atentado contra la libertad ideológica o religiosa de quienes no comparten esa visión”

Ante tanto atropello y osadía, ¿qué hacer? ¿Callar? ¿Quedarnos con los brazos cruzados? Pues creo que no; que hay que gritar, desde la mansedumbre, que no nos arranquen del corazón ni de la vida pública lo que representa la imagen del Crucificado. Además, en las urnas se expresa con nuestro voto nuestro sentir, pues ejerzámoslo con coherencia y responsabilidad, no apoyando políticas de discursos vacíos y contrarias a los principios evangélicos, como tantas veces nos han indicado los Obispos de España. Junto a ello, nuestro compromiso de ser antorchas encendidas que iluminen, con la palabra y el testimonio de vida, la sociedad actual, comprometiéndonos con la realidad que nos ha tocado vivir.

Fuente: lapasion.org

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