El Cabildo General de la Hermandad de Nuestra Señora del Amparo aprueba la Restauración del Manto Procesional
El sábado día 28 de febrero se celebró CABILDO GENERAL EXTRAORDINARIO de la Real, Venerable e Ilustre Hermandad de Nuestra Señora del Amparo en la Real Parroquia de Santa María Magdalena en el que se aprobó la restauración del manto procesional de Ntra. Sra. del Amparo. El presupuesto que gozó de la confianza del cabildo fue el presentado por D. Emilio José Gómez Moreno, de Écija, discípulo de D. Joaquín Ojeda Osuna y formado también durante algún tiempo en el Taller Santa Bárbara de Sevilla.
EL MANTO PROCESIONAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN DEL AMPARO.
DESCRIPCIÓN DE LA OBRA:
De estilo barroco tardío, estrenado en 1851 lo utilizaba anualmente en la procesión la Sagrada Imagen el segundo Domingo de Noviembre, hasta 1993. A partir, de entonces, dado su mal estado, la Hermandad prefirió sustituirlo por un manto de terciopelo liso, a fin de evitar una mayor degradación del mismo.
Realizado en oro fino, está confeccionado sobre original terciopelo de seda blanco-crema o beige muy claro, al modo de oro pasado y oro tendido indistintamente (actualmente, por el paso del tiempo, la seda ha “torcido” a un precioso color entre salmón y melocotón).
Consta de una cenefa doble, compuesta de una exterior más delgada y de otra adosada a ésta de mayor anchura, profusamente bordada que rodea íntegramente el manto. En el centro muestra un elegante salpicado de florecitas en ramilletes que le confieren a la obra una original concepción. Todo él, está flanqueado de una blonda de oro de gran anchura y gracioso dibujo de notoria antigüedad.
En cuanto a la técnica utilizada, se enmarca en la tradicional escuela sevillana de los s. XVIII y XIX. Obra documentada de Manuel María Ariza, mencionado en las Actas de la Cofradía como el rico manto blanco de procesión estrenado en 1851 y que fue regalo de un devoto de la Santísima Virgen, Antonio María Aguirre.
Predominan las “cartulinas”, ejecutadas en su totalidad con oro de “camaraña” (hilo de finísimo grosor y complicada manipulación), igualmente abundan los “canutillos” y las “lentejuelas” artísticamente combinados. La profusión de cristalitos de talcos con que se completan los elementos bordados que la componen, confieren a la obra una singular gracia y un extraordinario acabado.
El gusto en el trazado del dibujo, la elegancia, la esplendidez de lo menudo y la habilísima y costosa ejecución de los bordados, proporcionan a la obra un gran valor y una indiscutible calidad.
ESTADO DE CONSERVACION
El soporte de los bordados consta de un lienzo al que se adhiere el terciopelo de seda, confeccionados a base de bandas longitudinales de 45 centímetros de anchura, entrecosidas. Si bien el lienzo no presenta grandes desperfectos gracias a su mayor grosor y robustez, sí hay que reseñar que el terciopelo que se extiende sobre él se encuentra gravemente deteriorado, debido a su antigüedad y al uso continuado de que ha sido objeto; presentando multitud de rotos al encontrarse el hilo de seda con que está confeccionado completamente pasado; pues la seda natural es materia orgánica y como tal sometida a la degradación por el paso del tiempo.
Los motivos ornamentales están ejecutados directamente sobre el tejido (lienzo y terciopelo), lo que le ha conferido al conjunto mayor solidez, actuando el propio bordado de soporte del mismo y evitando de esta manera el desgarramiento del manto.
Debido al tiempo y a la suciedad, los bordados se encuentran bastante oscurecidos, si bien no presentan en sí grandes desperfectos. Donde sí se aprecian deterioros de manera más abundante y acusada es en las numerosas “cartulinas” de que consta el manto.
La técnica denominada “cartulinas” consiste en un delgado cartón aplicado al terciopelo y de determinadas formas (hojas, tallos, pétalos, etc) sobre el cual se extiende el finísimo hilo de oro que va pasando sucesivamente de un extremo al otro del mismo. Dicho cartón se encuentra roto en muchas zonas debido a los continuos plegados que ha sufrido el manto al guardarse y al ser colocado sobre la imagen, abundando estos rotos en la zona delantera, es decir, en las dos bandas que contornean la silueta de la Virgen, al ser tradicionalmente en esta parte donde el manto estaba más plegado por acertados motivos estéticos.
Igualmente la obra nos muestra la pérdida de un gran número de talcos (cristales transparentes), que se han ido desprendiendo.
La Hermandad confía poder llevar a cabo la restauración de tan preciada pieza durante los próximos dos años.
Fuente: lapasion.org